Poco a poco se están despidiendo los abuelos que vivieron las últimas guerras de nuestro continente. La mía se fue hace unos años. Antes de irse, mi abuela me contó sus experiencias de la guerra y las anécdotas dolorosas que les acompañó. Nuestros abuelos no sufrieron la guerra mundial aunque sí sufrieron las consecuencias de ésta: el hambre.Mi abuela me contó algo extraordinario de aquellos años terribles, algo que merece ser contado aquí y es sobre la bomba atómica. Todo el mundo sabe quién la construyó primero y todo el mundo sabe que ambos bandos estaban sobre la pista.
Sin embargo, lo que nadie sabe es que a mi abuela, Amparo Alba Patricio, supo de la construcción de la bomba mucho antes de los acontecimientos acaecidos en Hiroshima en 1945. Ella me contaba con asombro que una vez fue a visitarle a mi abuelo un buen amigo que por algún motivo que desconozco trabajaba en Alemania (tengo que revisar los textos que me dio en herencia porque seguro que lo tiene escrito y ahora mismo escribo de memoria lo que ella me contaba). Su amigo le narró a mi abuelo la siguiente historia que mi abuela, por estar presente en la conversación, pudo oír:
"Los alemanes están construyendo una bomba impresionante que cuando la terminen, si la tiran, arrasarán un país entero".
El motivo por el que ese español amigo de mi abuelo conocía el dato lo desconozco pero la cuestión es que esa información tan peculiar llegó a oídos de mi abuela, una mujer extraordinaria para mí, pero sencilla, diminuta y humilde para un Hitler o para un Roosevelt.
¿Cómo habría cambiado la historia si los alemanes hubiesen utilizado la bomba atómica? Eso nadie lo sabe como tampoco sabe nadie que aquel secreto de estado tenía una fuga que llegó a oídos de mi abuela.
