miércoles, 30 de noviembre de 2016

¿Quiso Dios hundir el Titanic?

Pese a que el arquitecto del transatlántico vivió los últimos terribles minutos de su vida con la culpa de que no había construido un barco lo suficientemente fuerte para resistir una embestida de un iceberg, el caso es que Titanic es la prueba inequívoca de que la ley de Murphy es real porque todo lo que tenía que salir mal, salió mal. Los tornillos de hierro para reducir costes, el supuesto uso de los restos de otro barco para reconstruir el Titanic, el hecho de que el capitán desoyera los avisos de icebers por la zona (e incluso se dice que el mensaje no le llegó por alguna misteriosa razón), su interés por llegar antes de lo previsto, el cambio de señal de socorro, el hecho de que el día anterior se rompiera el telégrafo y esto llevara como consecuencia una acumulación de mensajes de la tripulación provocando una mala respuesta de uno de los telegrafistas al barco más cercano, cuyo telegrafista apagó el telégrafo diez minutos antes del choque del Titanic con el iceberg...

Habitualmente no hay tantos Icebergs en la zona en la que navegaban pero aquella noche había un hecho astrológico inusual y es que el Sol, la Tierra y la Luna estaban perfectamente alineados en su tramo más corto, un hecho que sólo ocurre cada más de 1400 años y que provocó una marea muy elevada, lo que desplazó los icebergs hacia lugares donde no solían estar. 

Un estudio reciente explica también por qué los vigías tardaron en ver al iceberg de la tragedia. Por un lado, los famosos prismáticos que estaban en un armario cerrado con llave impidió la vista pero por si eso no fuera suficiente, ocurrió otro fenómeno sorprendente y es que en esa zona sucedió un fenómeno peculiar que sucede en zonas de mucho frío. El aire frío queda atrapado debajo de una capa de aire caliente generando una bruma que dificulta la visión pero aquí no acaba el fenómeno. Esta capa de frío crea un espejismo visual que hace que el horizonte esté levantado más allá de lo que realmente lo está. La única forma de identificar un iceberg en una noche estrellada sin luna es por el recorte que hace la imagen sobre el cielo estrellado pero este efecto impidió ese recorte. Esto provocó que los vigías vieran el iceberg a un cuarto de milla, un tramo insuficiente para que el barco pudiera frenar o virar. 

Así que pocos botes, un empresario tacaño, un telegrafista enfadado, una señal de socorro nueva, un empleado ordenado que todo lo guarda bajo llave y la alineación de la Luna cometieron el fatal desenlace. Son tantas las causas que es inevitable pensar que había un deseo divino por hundir el barco. 

Todo el mundo piensa que el Titanic fue castigado por Dios por el atrevimiento de decir que era insumergible. Pero empiezo a pensar que esas circunstancias que parecen casi divinas para confabularse contra un barco no son un castigo. El hundimiento del Titanic significó un cambio importante de las medidas de seguridad en navegación, asentó el S.O.S como señal de auxilio, ayudó a fabricar barcos más seguros y no existe un pasajero que no cuente los botes salvavidas de un trasatlántico antes de comprar el billete. En todos los sentidos, la confabulación del Universo para hundir el Titanic, ha tenido como consecuencia, la salvación de potenciales almas posteriores. Si Dios intervino, no creo que fuera como castigo.  Apuesto a que el Titanic no podrá ser nunca rescatado de su sepultura acuosa. Su destino era el de hundirse.