Sin saber las consecuencias que esto traería, Laura Buxton lanzó un globo de helio con su nombre y dirección en 2001 desde su casa en Staffordshire. El globo viajó 225 kilómetros y fue a parar a un jardín trasero en Pewsay, Wiltshire. Un hombre vio el globo y cuando leyó el nombre dijo: "ah, este globo es de mi vecina" y fue a la casa de al lado a llevarle un globo a una niña que se llamaba Laura Buxton. Intrigada, la segunda niña fue a visitar a la primera Laura Buxton y descubrieron con asombro que sus coincidencias no sólo estaban relacionadas con el nombre. Las dos tenían la misma edad, eran parecidas físicamente y las dos tenían un perro labrador negro, un conejo y una cobaya. Los amantes de la ciencia sólo llaman a hechos como estos "casualidad". Pero ¿no es ésta una casualidad rebelde con la ciencia?
