viernes, 7 de octubre de 2016

La historia más bella de Walt Disney

Disney es conocido por dos cosas, por sus animaciones, las cuales trascendieron en historia del cine, y por los extraños mitos que hay alrededor de su figura (que si está congelado, que si colaboró con el FBI en la famosa caza de brujas de Estados Unidos...) sin embargo hay una parte de su historia con la que he tropezado y que me ha fascinado. Disney montó una empresa mucho antes de la Walt Disney Company, la llamada Laught-o-gram film junto a su amigo y compañero Iwerks con el que ya había trabajado e incluso con el que ya había iniciado un proyecto anterior muy efímero. Con Laught-o-Gram film consiguió algunos trabajos pero su principal contratador quebró y tras él, también cayó el proyecto de Disney.

Walt pasó muchas calamidades hasta levantarse de aquella quiebra. Tuvo que vivir con un tío que le recordaba a diario la importancia de tener un trabajo y para aguantar esas humillaciones por vivir debajo del techo de su tío, Disney había vendido anteriormente su cámara para comprar un pasaje para trasladarse a aquel techo ingrato. Pero Walt estaba destinado para algo más grande y él así lo pensaba y siguió en su empeño de montar una gran empresa pese a que todo le salía mal, no recibía apoyo de su tío, no era contratado en ningún estudio, fue traicionado por sus compañeros una vez que montó su estudio, Mintz, la persona con la que negociaba la comercialización de las animaciones de sus personajes más importantes se llevó a gran parte de sus trabajadores y creó un estudio alternativo para negociar con él una bajada drástica de sus precios...  y es que creer en uno mismo es un auténtico pulso en la vida y sólo triunfan los que mantienen ese pulso hasta el final, los que no dejan doblar su brazo incluso aunque éste está a punto de tocar la madera, los que piensan que en algún momento el viento tiene que virar a su favor y por tanto siguen navegando a contracorriente aunque les cueste toda su energía, los que, en definitiva, creen en sí mismos incluso cuando todo el mundo a su alrededor les dicen que no lo conseguirán.

Por eso me gusta Disney, porque no se rindió y su vida es un ejemplo para los que, como yo, aún seguimos subidos en ese barco que navega en contra del viento.

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