lunes, 18 de septiembre de 2017

Perros que no dejan de amar.

Hachico, es un perro japonés muy venerado por su fidelidad con su amo. Todos los días, Hachico y Eisaburo Ueno, profesor de universidad, marchaban juntos hasta la estación y ahí se despedían. Después Hachico, esperaba la vuelta de su querido amo del trabajo hasta que un día el profesor murió. Hachico esperó durante años la llegada del profesor en la estación. Tanto es así que tiene su propia estatua.

No hay que viajar a Japón para conocer la maravillosa historia de perros que aman a sus compañeros humanos hasta la muerte de ambos. En Archidona hay una estatua de un perro también. Lobi, el pequeño perro andaluz, estuvo visitando la tumba de su amo durante meses hasta que fue atropellado por un coche .

Mi abuela me contaba que una mujer de su pueblo quería deshacerse de una perra y la subió a una estación del tren. Para su sorpresa, años después, la perra apareció con sus cachorros. Había viajado kilómetros hasta poder volver a casa. Tras tamaña hazaña fue acogida a la familia de nuevo.

Los perros aman a las personas y no siempre son correspondidos. Hace un par de años encontré un perro en la puerta de un supermercado esperando a su dueño. Su dueño lo había abandonado en un descampado unos días atrás. El perro volvió y se paró en la puerta del supermercado convencido de que en algún momento, su dueño volvería por ahí y le recogería para llegar a casa a seguir estando juntos. Era la rutina que habían seguido juntos durante no se sabe cuánto tiempo. Estaba herido, hambriento
y sediento pero nada le hacía moverse de allí hasta que apareciera quien alguna vez dijo quererle.

Cuatro historias de cuatro perros que existieron, que fueron fieles y que amaron hasta el final.


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